jueves, 18 de febrero de 2010

Abigail Erendira Santos Martìnez #42

EL CALLEJON DEL MUERTO, Leyenda de la ciudad de Puebla

Una extraña madrugada del año 1785, en la antigua ciudad de Puebla, Doña Juliana Domínguez, esposa de Don Anastasio Priego, de familia acaudalada y dueños del Mesón del Priego, comenzó con dolores de parto, por lo que fue necesario salir por la partera Doña Simonita, quien se encargaría de ayudar a Doña Juliana en las labores.
Don Anastasio sin pensarlo más, corrió por su sombrero, capa y espada y pidió a la servidumbre que fuera preparando todo lo necesario para el alumbramiento mientras él regresaba con la partera. Era una noche lluviosa y como siempre, algo peligrosa, motivo por el cual quisieron acompañarle sus ayudantes, pero Don Anastasio no quiso la compañía de nadie y se dirigió solo hacia su destino.
Caminaba a través de la negra noche, abriéndose paso entre las sombras para llegar a casa de la partera, cuando de pronto lo sorprendió un hombre que en forma enérgica y poco cortés desenvainó su espada y se la puso en el abdomen al Señor Priego al mismo tiempo que le exigía el oro o la vida.
Don Anastasio no temió y saco su espada con la rapidez de un relámpago, la hundió en el corazón del asaltante, quien inmediatamente calló muerto. Con la prisa que tenía por llegar a donde estaba la partera, corrió con todas sus fuerzas hasta encontrar a Doña Simonita. Pocos minutos después Don Anastasio y Doña Simonita cruzaron por el Puente de Ovando, evitando regresar por el mismo rumbo, llegando justo a tiempo para recibir a un par de hermosos gemelos.
Al terminar su trabajo, Don Anastasio acompañó de nuevo a la partera; más que por cortesía, lo hizo por regresar al lugar del crimen donde encontró el cadáver rodeado de curiosos que oraban por su alma. A partir de ese momento, le empezaron a llamar el callejón de El Muerto, antiguo Callejón de Illescas.
Días después de lo ocurrido, se cuenta que por las noches comenzó a aparecerse la figura del asaltante ante todo aquel que pasaba a horas no apropiadas, motivo por el cual Don Anastasio, mandó a hacer misas en su honor, esperando que con ello se librara de la culpa tan grande que sentía.

Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, la imagen del hombre seguía apareciendo y aterrorizando a todo el que por ahí cruzaba. Fue entonces que por fin, Don Anastasio decidió enfrentar al muerto y pedirle que se fuera. Así lo hizo, pero la figura espectral sentía tanto odio por haber muerto de aquel modo que lo único que pudo hacer fue condenar a Don Anastasio a vivir una vida de sufrimiento como consecuencia de lo que había hecho.
Desde aquella noche comenzó la desgracia de Don Anastasio, ya que primero murió su esposa, y poco tiempo después, sus gemelos, quedándose completamente solo en el mundo, con una gran tristeza en su corazón.
Actualmente, en el callejón del muerto, muchos aseguran que por las noches puede verse la silueta de un hombre con una espada, que camina sin rumbo fijo, esperando encontrar algún día la paz que necesita para dejar este mundo.

Abigail Erendira Santos Martìnez #42

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